viernes, 12 de julio de 2013
Alegría en el camino
La jornada comenzaba a las 6 a.m. para superar los calores del día, amén de los "siempre 18 interminables
Km" para llegar a la meta fijada.- Y es que cuando la etapa se hacía insuperable, el ánimo era : ¡ea! que solo faltan 18 km.
Cuando el sufrimiento se convertía en daño físico (cual se demuestra en la foto) solidarios, hacíamos una parada para aliviar al doliente que una vez curado, proseguía el camino.
Así, uno y otro día, durante 10, hasta llegar a Santiago.
Si, me refiero a la hermosa experiencia del camino: Alegría, sufrimiento, risas, encuentros (más que desencuentros) experiencias sencillas, vividas en ese día a día, donde la menor notoriedad se convertía en una nueva huella dejada atrás.
La fuerza de la juvetud con quienes caminaba, los cantos, juegos, rezos, las personas que íbas sumando en el transcurso de los días...- Todo ello "ha dibujado en mi alma" el recuerdo imborrable de personas que siempre "estarán" ahí por donde se hallen, acompañando positivamente a otr@s;
porque "los valores" adquiridos, cuando se forjan, forman parte de uno mismo. A vosotr@s, mis muy queridos amig@s del camino (los que lo hemos compartido entonces, y los nuev@s con quienes hoy comparto) os doy las gracias por haber formado parte de mi vida, y os digo que "os quiero".
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